IMURIS SONORA
ELODIA FLORES RIVERA
Hermana querida, han pasado tantos años desde
la última vez que nos vimos y ahora he reconsiderado la opción de volvernos a
acercar. Estoy convencida de que vivir en este espacio de tierra no es nada
fácil, que habrá penurias y muchos otros tropiezos que en ocasiones nos harán caer
y que incluso nos harán desistir de continuar viviendo en ella; pero hemos de
levantarnos con fortaleza aprendiendo a ser resilientes ante cualquier
situación que vivamos. Considero que lo que pasó entre nosotras no debiera ser
un obstáculo para anular este lazo afectivo que nos une, ¡al contrario! Debemos
aprender a sobrellevar los desacuerdos, puesto que ambas hemos crecido y nos
hemos desarrollado dentro de dos grandes
y diferentes mundos con sus propias particularidades: creencias, costumbres y
tradiciones. Por tal motivo no te pido que me des la razón al poner de
manifiesto mis ideas, sería injusto si esto yo te pidiera, pero creo que sí
podemos tratar de entendernos, pues
tenemos ese algo racional que nos caracteriza como seres humanos.
|
Ahora tengo una hermosa familia: dos bellas
hijas y un esposo que me ama. ¿Sabes? Ellos son lo más importante que tengo en
la vida y al verlos pienso: ¿acaso habrá algo que me falta? Y al meditar en
ello siento un gran vacío que abarca
buena parte de mi corazón y mi mente. Eres tú hermana; pues deseo tenerte cerca
y decirte de viva voz lo mucho que te quiero, que agradezco a Dios la bondad
que me ha concedido al crecer contigo y de haber disfrutado de esa hermosa
niñez que pasé a tu lado. Tengo
recuerdos tan dulces de aquellos días en que figurabas como mi autoridad
maternal al cuidar de mí y al negarme permisos para salir a jugar, aun así te
quería y te quiero. También recuerdo los momentos difíciles que pasaste a lado
de ese bendito ser que nos dio Dios para que fuera nuestro padre; sin lugar a
dudas eres una hermana e hija buena y ejemplar, pues muy a pesar de haber sido
lastimada servías con amor, ¡no imagino el remordimiento que carcomía la
conciencia de aquel ingrato padre que veía el cuerpo lastimado de su hija
después de haber dejado descargar sobre ella aquella tormenta de frustraciones!
Pero bueno él es otra historia.
Quisiera que esta carta te haga reflexionar
acerca del gran aprecio que siento por ti y por tu apreciable familia. Que
podamos vernos pronto y abrazarnos fuertemente y conceder al pasado su reposo
eterno, es mi deseo sincero.
Te
quiere:
Tú
hermana menor
Flores
Rivera Cruz Alejandra
No hay comentarios:
Publicar un comentario