Este adverbio proviene del latín ipse, con idéntico
significado. El lector podrá preguntarse, con legítima curiosidad, dónde está
la semejanza que permite tal derivación. Intentaremos explicarlo en las
próximas líneas. En la Edad Media, el ipse del latín clásico recibió la forma
enfática ipsimus, luego unida a la partícula met, que se empleaba para reforzar
el significado de los pronombres personales. En el lenguaje oral, adoptaba
también la forma med. Así, egomet y tumet significaban, respectivamente, 'yo mismo'
y 'tú mismo'. De esta manera se formó medipsimus, que en castellano dio lugar a
meesmo y meísmo hasta evolucionar a la forma actual, que ya aparece en el
Cantar de Mio Cid. En regiones rurales de algunos países hispanohablantes, se
mantiene hasta hoy la forma arcaica mesmo, que prevaleció también en el
portugués moderno.
jueves, 21 de marzo de 2013
Inmolar
Antes de degollar una res, los romanos tenían la costumbre
litúrgica de espolvorear sobre ella salsa mola (harina tostada mezclada con
sal) y este acto se llamaba inmolatio, -onis. Más tarde, el nombre inmolatio se
extendió al propio acto de sacrificar a una víctima y también al de dar la vida
en beneficio de una persona o de una causa.
En la India se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX la
cruel práctica del sati, la inmolación de las viudas en la pira funeraria de
sus maridos. Los bonzos vietnamitas pusieron esta palabra en boga en la prensa
internacional en las décadas de 1960 y de 1970, cuando se inmolaban por el
fuego en lugares públicos para protestar contra la ocupación norteamericana.
Inmolar está registrado en la lexicografía española por lo
menos desde mediados del siglo XVII.
martes, 19 de marzo de 2013
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