EL POETA AFORTUNADO
Había
una vez en Atenas, Grecia; un campesino humilde que vivía en las afueras del
reino. En aquel tiempo el reino era gobernado por un emperador que no tenía
compasión por sus súbditos, era frio y mandaba con mano de hierro. Por otro
lado el campesino era muy expresivo, amable y le encantaba escribir poemas
inspirado en la belleza humana y de la naturaleza. Todos los días después de
terminar su jornada de trabajo, tomaba un baño y se ponía a hacer poemas,
canciones, para describir la belleza de la vida.
Era
normal, que el emperador tuviera la cantidad de esposas que él deseaba, pero
había una bella joven de la cual se enamoró pero ella no se dejaba deslumbrar
por su dinero y poder; ella quería ser conquistada. El emperador al verse rechazado
y de verdad enamorado, decidió buscar ayuda para poder conquistar a la bella
joven. Era bien sabido que la persona más romántica de todo el pueblo era David
el campesino y enseguida mandó llamarlo.
Lo
buscó por todo el reino, al encontrarlo le propuso le ordenó que le ayudara a
conquistar a la bella Dorotea y si lo lograban él lo recompensaría con un saco
de monedas de oro. El campesino aceptó a esta propuesta ya que no le quedaba de
otra. Cuando vio a la bella Dorotea, no le fue difícil inspirarse y terminar un
lindo poema para en el cual describía su hermoso y angelical rostro; cuando
terminó el poema se lo entregó al emperador, el cual lo pasó estudiando toda la
noche para poder recitárselo a la bella dama.
El
emperador fue a la casa de la dama y le declamó el poema; por un momento
Dorotea creyó en las palabras del emperador, pero por la mala fama del mismo,
le pareció imposible que él fuera capaz de escribir tan romántica obra. Dorotea
volvió a rechazar al emperador y se dispuso a encontrar al autor de su poema.
En
busca de saciar su intriga, investigó y descubrió que fue David el campesino
quien en realidad había escrito el poema; La dama al enterarse de esto fue en
busca de él y al encontrarlo cayó rendida en sus brazos y se enamoraron.
El
emperador aceptó la relación y convirtió al campesino en su nuevo consejo, de
esta manera el algún día podría conquistar a su propia dama y sería un mejor
gobernante para su pueblo.
FIN
Manuela
de Jesús Castro Salcido
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